¿Están de acuerdo con esta afirmación?

Todos tenemos grandes expectativas sobre la crianza: Que los niños sean felices, que se acepten a sí mismos y a los demás, que se sientan importantes, que ayuden a los demás, que sean disciplinados, generosos, respetuosos (con ellos mismos y con los demás), honestos, flexibles, independientes… y la lista podría seguir y seguir. 

¿Les ha pasado que a menudo reaccionan a las situaciones problemáticas que se presentan con sus hijos y luego con cabeza fría piensan que hubieran podido manejarla de una mejor manera? Creo que a todos nos pasa, y cuando estos escenarios se vuelven cada vez más frecuentes, nos vemos en la necesidad de aprender más sobre la crianza de los niños; ya sea por nuestros propios medios, o buscando ayuda profesional. Por lo general buscamos que estos escenarios no se repitan, y poco a poco nos vayamos volviendo “expertos” en el tema. ¿Por qué? Porque cuando nos enfrentamos a estos problemas, vemos amenazado este ideal de “niño perfecto”.

¿Y si les digo que los errores son los que más nos enseñan? ¿Qué equivocarnos, incluso delante de nuestros hijos y pedirles disculpas, es excesivamente valioso?. No hay nada más poderoso que lo que les mostramos a los niños con nuestros actos. Si ellos ven que día a día nos esforzamos por mejorar, ellos lo harán también. Si ellos ven que nos queremos a pesar de cometer errores, ellos también lo harán. Si ellos reciben una disculpa después de haber sido un trato inadecuado, ellos la usarán cuando sea necesario. Recuerden: somos el mejor modelo para nuestros hijos, y tener el status de padres no nos hace perfectos.

Recuerden que las reflexiones son bienvenidas y de igual manera pueden sugerir diferentes temas para trabajar aquí!

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